domingo, 2 de octubre de 2016

Carta para Nadie.

Escribo esto en caliente. Estuve pensando seriamente en esperar a tranquilizarme un poco, pensar las cosas mejor, acomodar ideas, pero preferí no esperar… necesitaba hacerlo, y cuánto antes, mejor.

Te escribo porque se juntó todo, siempre pasa, lo sabrás vos, que cuando pensamos que tenemos todo bajo control, la vida se encarga de demostrarnos lo contrario. Se acaba de terminar un mes rarísimo, (recordame contarte todos los detalles luego, no quiero hacer esta carta más larga de lo que realmente debería ser), de esos que definen una vida, y tu ausencia sólo se ha encargado de empeorar las cosas. Tenés razón, te estoy echando la culpa de todo otra vez… aunque no lo sea. Siempre lo hago, pese a que sé lo mucho que odiás que lo haga, te pido las disculpas del caso. Tal vez sea porque no supe canalizar mejor este intento de reproche por tu larga ausencia y silencio. Lo sé, eso tampoco es tu culpa.

Es cierto, te extraño. Quizás todo esta carta ilógica venga motivada por ese hecho, o quizás, también, sea una forma de justificar las burlas de los que me conocen y no nos entienden, tal vez sólo sea porque es domingo en la noche y, como sabés, me invade la melancolía. Quién sabe, quizá sea un poco de todo.

En las últimas semanas se han burlado mucho de mí por el simple hecho de esperarte, (incluso, he llegado a pensar que todo esto podía ser una causa perdida… . ¡Já, que iluso!, Imagináte, vos, una causa perdida. Lo siento, ya sabés lo tonto que soy algunas veces). Me invitan a lugares para que te olvide, siempre les digo que no. También me preguntan mucho por vos; algunas veces no sé qué decirles, otras veces les digo la verdad, que sos preciosa, pero no me creen; me creen loco, los escucho reírse a mis espaldas y luego se siguen burlando. No les hago caso, la mayoría del tiempo. Qué van a entendernos ellos, si ni siquiera saben lo que quieren, o a quién quieren, ni quién los quiere. No los juzgo, antes eramos así, ¿te acordás?

Tengo mucho que contarte. Durante todo este tiempo me he encargado de preparar historias para contarte los domingos por la noche y no te podás dormir. Como la vez que atravesé todo el país en una semana, o la historia de porqué empecé a escribir esta carta, o porqué odio tanto Cartago, o de la vez que casi muero (no te asustés, no fue para tanto, estoy escribiendo esto, ¿no?).

Te dejo, porque tengo que levantarme temprano a trabajar … hay cosas que nunca cambian. Igual, y todo esto era para decirte que te podés tomar todo el tiempo que necesités, ya lo entendí. No tengo planeado ir a ninguna parte, no sin vos.

Sinceramente, JB.
(ooxxooXoXXx)

P. D.: Mientras terminaba de escribir esto, sonaba “Ofrenda” de Pedro Guerra, escuchála. Sí, ya sé que no te hace tanta gracia la música trova, que la considerás aburrida, pero esa canción y ese disco son buenísimos, al rato y también te gusten.

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