domingo, 31 de marzo de 2013

¿Y si llueve mañana?

No siempre se pueden expresar las cosas que se sienten con facilidad, y está claro que para el que aquí escribe esta dificultad es aún mayor. En mi mente, últimamente  andan dando vueltas desde hace varios días ideas para esta publicación, es más, he abierto y cerrado esta página alrededor de cinco veces esta semana y en cada una de ellas he escrito y borrado lo escrito. ¿Cómo acomodar ideas, cómo intentar externar algo de situaciones que tal vez solo uno entienda?

Hace un par de meses terminé de leer un libro donde se citaba al escritor Somerset Maugham, decía que él en una ocasión dijo: "Si escribiera todos los pensamientos que he tenido y todas las acciones que he realizado, los hombres me llamarían monstruo depravado". Pienso que quizás, muchas veces a la mayoría de nosotros nos pasa esto, tal vez algunos con mayor frecuencia que otros, incluso el apóstol Pablo le habló sobre esto a su discípulo Timoteo, diciéndole: "Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero."(1) Bueno, mi idea no es discutir con el apóstol, por tanto solo diré: "de los cuales yo soy el segundo".

Como en muchas otras ocasiones he escrito, provengo de un hogar cristiano por lo cual para dormir, en lugar de escuchar "cuentos de hadas" o de fantasía, yo escuchaba la Biblia. Historias que en el momento creía, después las puse en duda y que ahora las creo con total convicción. Esos "momentos de duda" en mi vida se extendieron por unos siete años, y que trajeron consigo mucha rebeldía, la rebeldía vino acompañada de pecados, de esos que dejan una huella, que forjaron ese monstruo; fue una época de probar cosas, de "Yo-todopoderoso" y de profunda soledad...

Hay una historia que cuenta mi pastor que dice que un padre se iba lejos de casa por un tiempo, por lo que le pidió al hijo que por cada mala acción que realizará clavara un clavo (valga la redundancia) en un viejo árbol que estaba en el patio trasero, pero que cada vez que hiciera algo bueno lo sacara. El padre se marchó, y cuando volvió, al revisar el árbol lo notó sin un solo clavo, pero lleno de huecos. Él nos explicaba que así es el pecado y que en nuestro caso no podemos sacar ningún clavo por nosotros mismos, Cristo por medio de su sangre lo hace y nos limpia, pero de mis acciones pasadas quedan muchos huecos, consecuencias no pasan tan fácil.

Cuando le entregué mi vida a Cristo, Él prometió transformarme y hacer de mí alguien nuevo, como dice Pablo en su carta a los corintios: "las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas" (2), pero también hay cosas de mi pasado, fantasmas del monstruo depravado que fui, con los que lucho a diario,  y es probable que Dios en su sabiduría lo permita. Esto puede tener relación con lo que se menciona en el capítulo tres de jueces, que dice: " Estas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán; solamente para que el linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los que antes no la habían conocido...Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés" (3) Quizás Dios use todas estas "consecuencias" para recordarme diariamente de donde fue que me sacó, que tan bajo puedo llegar a caer, y cuánto lo necesito a Él para que me restaure y de verdad cambie esta situación y un día, finalmente, llene ese hueco de forma que no se noté que alguna vez existió.

Existe un concepto erróneo en la mayoría de gente que asocia al cristianismo con perfección, por lo cual se le exige al cristiano una conducta "perfecta" ante la sociedad, hacia su prójimo, sin fallos, pero que lleva consigo algo de crueldad (mucha), ya que se exige algo que no se vive y por otra parte induce al cristiano a vivir bajo una serie de reglas para pretender mostrar una perfección que nunca se va a alcanzar. En lugar de esto, se debería de asociar al cristianismo con la palabra "perfeccionamiento", ya no como un sujeto, sino más bien como un proceso, algo que lleva una acción intrínseca  "como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto"(4). Claro está que este proceso se cometen errores, muchos, demasiados, algunos tan graves que te hacen dudar que de verdad te encuentras en ese proceso. Un error en el que se puede caer sumamente fácil es el de vivir una "doble vida": soy creyente los domingos mientras dure el servicio, delante del pastor y el resto de la semana me olvido de todo, para vivir como todo el mundo, es lo más fácil. Es por esto que Dios es enfático cuando dice: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos..." (5), entonces el cristiano todos los días está en una carrera, la carrera de la transformación, ¿Contra quién?, ¿Contra otros creyentes?, no, contra su propia naturaleza, contra su misma humanidad, contra él mismo, y está carrera no es fácil, no hay descanso, no hay tregua, pero es más fácil que vivir una vida de mentiras, de secretos, una doble, ya que en esta última no contamos con la ayuda "todopoderosa" del creador del universo. Todo esto lo resume Pablo en estos versículos: "Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado."(6)

Sería mentira decir que en estos cuatro años que tengo de vivir para Cristo no hubiera fallado y no hubiera coqueteado con esta doble vida, coqueteado con los huecos que ha dejado ese monstruo que soy; pero esto, precisamente, es la vida cristiana: Si caes, le pides perdón, Él te levanta, arreglas y sigues adelante; ni Dios espera que no le fallemos, lo que si espera es que en el momento fallemos acudamos de prisa a ser restaurados, que corramos de prisa a que nos saquen el clavo, como dijo David alguna vez: " Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene su mano." (7)

Caer en la batalla, dejar ganar al enemigo tiene un costo muy alto. Es por esto que Dios tiene que simplemente sacar "su vara y su callado" y corregir, para no volver a cometer el mismo error, para limpiar la caída, por esto dice: "El Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?"(8). Hay veces en que estas disciplinas duran unos minutos, unas horas, algunos días y en veces, dependiendo de mi terquedad, duran meses; pero con todo Dios siempre saca provecho,  llevarme a ese perfeccionamiento prometido, a que en mi vida lo único que brille sea Cristo y que yo pase a un segundo plano.

En estos últimos meses he visto como se han multiplicado las dificultades y esto se debe en parte a la disciplina de la que hablaba arriba y también a las pruebas que se deben superar, que todos los días me recuerdan que necesito de Dios para vivir, y prueban mi obediencia, mi amor y mi carácter. He de confesar que en muchas partes de este camino parece que no hay salida. Atravesar por una escasez económica no es fácil, y hay veces en que no he visto ni luz ni agua en este "desierto" que cruzo, como una oveja que soy, desorientado y perdido, esperando a que Mi Pastor venga y "aderece mesa delante de mí", es entonces cuando en medio de tanta sequedad, tanta soledad y oscuridad me da vueltas en la cabeza este versículo, uno de mis favoritos: " Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría." (9), y es verdad, porque es entonces cuando retrocedo y pienso en todos los pequeños momentos donde he visto su misericordiosa mano y empiezo a agradecer por cada plato de comida recibido, por cada amigo en el camino, por cada bendición todos los días, toda la vida. Tal vez, como dice mi mamá, "huele a agua" y puede ser que venga con el sol la lluvia que refresque el camino, que da "vida en tiempo de hambre", que limpia, por lo que como el profeta digo: "Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra."(10) Y como dudarlo, si dicen que incluso en el Sahara llueve de vez en cuando...

(1) 1 Timoteo 1:15. Revisión Reina-Valera 1960
(2) 2 Corintios 5:17. RV60.
(3) Jueces 3:1-2,4. RV60.
(4) Proverbios 4:18. RV60.
(5) Romanos 12:2. RV60.
(6) 1 Corintios 9:26-27. RV60.
(7) Salmos 37:23-24. RV60.
(8) Hebreos 12:6-7. RV60.
(9) Salmos 30:5. RV60.
(10) Oseas 6:3 RV60

domingo, 17 de marzo de 2013

Salmos 33

1 Alegraos, oh justos, en Jehová;
En los íntegros es hermosa la alabanza.

2 Aclamad a Jehová con arpa;
Cantadle con salterio y decacordio.

3 Cantadle cántico nuevo;
Hacedlo bien, tañendo con júbilo.

4 Porque recta es la palabra de Jehová,
Y toda su obra es hecha con fidelidad.

5 El ama justicia y juicio;
De la misericordia de Jehová está llena la tierra.

6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.

7 El junta como montón las aguas del mar;
El pone en depósitos los abismos.

8 Tema a Jehová toda la tierra;
Teman delante de él todos los habitantes del mundo.

9 Porque él dijo, y fue hecho;
El mandó, y existió.

10 Jehová hace nulo el consejo de las naciones,
Y frustra las maquinaciones de los pueblos.

11 El consejo de Jehová permanecerá para siempre;
Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.

12 Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová,
El pueblo que él escogió como heredad para sí.

13 Desde los cielos miró Jehová;
Vio a todos los hijos de los hombres;

14 Desde el lugar de su morada miró
Sobre todos los moradores de la tierra.

15 El formó el corazón de todos ellos;
Atento está a todas sus obras.

16 El rey no se salva por la multitud del ejército,
Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.


17 Vano para salvarse es el caballo;
La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.


18 He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en su misericordia,


19 Para librar sus almas de la muerte,
Y para darles vida en tiempo de hambre.


20 Nuestra alma espera a Jehová;
Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.

21 Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre hemos confiado.


22 Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros,
Según esperamos en ti.