domingo, 10 de agosto de 2014

Es el mejor de los tiempos, es el peor de los tiempos...

Creo que lo he dicho muchas veces, aquí o por otros medios, pero desde que recuerdo he vivido rodeado de una atmósfera cristiana. Mi mamá, que llegó a los pies de Cristo cuando yo tenía apenas 3 años, siempre le ha gustado escuchar música (cosa que heredé, lo admito) y, como es natural, incluyó en sus gustos música con letras cristianas. Por esos tiempos, y de eso ya muchas lunas, estuvo de moda un grupo guatemalteco llamado "Palabra en Acción", el cual tiene una canción que me da vueltas en la cabeza de vez en cuando, que se llama "Dios no nos trajo aquí". Musicalmente no aporta mucho, algunos panderos y melodía repetitiva que va aumentando de velocidad conforme se repite, etc. Eso sí, la letra es un poco más interesante, y la pongo acá tal cual:

"Dios no nos trajo hasta aquí
Para volver atrás;
nos trajo hasta aquí
A poseer la tierra que Él nos dio.
Y aunque gigantes
Encuentre allá 
Yo nunca temeré;
Nos trajo aquí,
A poseer la tierra que Él nos dio."

Es normal que una canción que escuché en mi infancia "n-veces", y considerando que el valor de "n" tiende a infinito, se quede grabada en la memoria, pero lo importante de todo esto, considero yo, es en el momento "histórico" en que la recuerdo, justamente a un año, aproximadamente, de acabar mi carrera universitaria. Dentro de un par de días, más o menos inicio lo que podría ser mi penúltimo semestre, y es aquí donde ya no se tiene la posibilidad de "volver atrás" y dejar todo botado. Confieso que muchas veces he tenido ganas de hacerlo, más cuando existen más gastos que beneficios presentes en estudiar una carrera tan larga, pero tampoco puedo negar (cosa que agradezco infinitamente) que en esos momentos de duda, he visto de forma más clara la mano de Dios, sí, de Dios, para evitar que haga algo de lo que me vaya a arrepentir después;  y pese a mí mismo, "me trajo hasta aquí para poseer" algo que Él mismo preparó para mí, desde que sintiera una verdadera vocación por lo que ahora estudio, incluso muchísimo antes de tener planeado aparecer y caminar en este planeta. 

La situación no se ve muy alentadora, pero la verdad, para ser honestos, nunca se ha visto diferente. Quedan varios cursos rudos, la práctica y el proyecto de graduación, siendo estos los "gigantes que se encuentran allá", pero ya que me trajo hasta aquí, ¿Por qué no ir a tomar lo que Él ya me dio? 

Creo que uno de los objetivos principales por los que Dios dejó en su palabra historias como las del libro de Josué (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Josu%C3%A9+1&version=RVR1960), que es la base para la canción en cuestión, fue para dar aliento y ubicar a gente (como yo) que está a punto de emprender tareas que sobrepasen sus facultades y límites. Repito, es mi suposición.

Soy pesimista por naturaleza, como buen aficionado al Barcelona F.C.,y si miro un poco hacia atrás, hace cinco años, veo que tenía las mismas dudas, inquietudes y temores que tenía hasta hace unos días, por lo cual, es claro que dentro de mí sigo siendo el mismo humano de toda la vida (esa parte de mí, mi naturaleza no ha cambiado y no lo va a hacer), convirtiéndome en mi propia versión de "Sísifo": cargando la roca de mis miedos y frustraciones hasta la cima de la montaña una y otra, y otra, y otra, y otra vez. Pero también Dios, como es su naturaleza, no ha cambiado para conmigo, y siempre me ha dado de "su vara y su cayado" para que deje a un lado mi testarudez y le crea de una vez por todas que "TODO VA A SALIR BIEN" y me asegura que TODAS las mañanas, cuando despierte, tiene para mí Misericordias Nuevas, y solo tengo que avanzar dentro de su maravilloso plan... Por lo cual, aquí descanso, no confiado y relajado en que las cosas van a salir por arte de magia, pero eso sí, con una paz que tenía tiempo de no experimentar y es una de las mejores sensaciones que se pueden tener.

Charles Dickens, comienza uno de mis libros favoritos de la siguiente manera:
"Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada..."
Creo que no pudo haber resumido esta etapa de mi vida mejor.

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