viernes, 3 de febrero de 2012

Cadena de recuerdos y pensamientos aleatorios

En el colegio en el que estaba nunca tuve una clase formal de filosofía, por diversas razones, los profesores renunciaban, se cambiaba la materia por una "más útil" o por lo que fuera, nunca tuve lecciones de esa materia un año entero, esto no indica que la echara de menos. Recuerdo una vez, empezando yo a cursar segundo año, que llegue a la clase de filosofía y, milagrosamente, estaba el profesor esperando para impartir su lección. Un tipo alto, no muy mayor, completamente pelón y con una extraña barba en forma de candado. Contrariado por la poca materia que habíamos recibido en contra parte al plan de exige el ministerio soltaba de vez en cuando chistes al azar para llamar la atención de un grupo, que en su mayoría, mostraba el mismo interés que tendría un esquimal en comprar hielo (la calidad de sus bromas se puede comparar a la anterior, en caso de que se quiera hacer una idea). Empezó a garabatear en la pizarra el clásico: "¿Qué es la filosofía?", continuo hablando por un rato de algo, que en este momento no recuerdo del todo, supongo que tenía que ver algo con su novia, por un "chiste" donde la susodicha fue la protagonista y luego la lección siguió un curso normal. He de confesar que desconecté el cerebro un rato, y cuando este volvió, en la pizarra estaba escrito: "Hombre, Conócete a ti mismo" de origen griego, atribuida a Sócrates o a Pitágoras o a otro montón de griegos más; aún no me queda claro como ligó una cosa con la otra, el punto es que, el señor, bastante inspirado, trataba de hacernos ver la importancia de que nosotros como adolescentes, conociéramos nuestros gustos, actitudes, saber que queríamos y hasta donde queríamos llegar y por último, nos instó a continuar yendo a sus lecciones, que a pesar de no ser calificadas a partir de exámenes o tareas como cualquier otra materia, nos darían las herramientas con que pudiéramos llevar a cabo tan importante labor. Esa fue la última lección, a la semana siguiente renunció por razones que desconozco y me importan poco.

Probablemente por el tipo de circunstancias a las que he estado expuesto últimamente, no es raro que este tipo de recuerdos vengan y vayan, sin motivo aparente. Cuando este llegó me puse a pensar por un momento: "¿De qué rayos hubieran tratado las siguientes lecciones a esas?...", la respuesta ha eso nunca la sabré, y tampoco es algo que me quite el sueño, tal vez lo único que se necesite para llegar a "conocerse" es el tiempo. Veintitrés años y un poco más despertando en la misma habitación, con la misma persona, te da una leve noción, aunque sea chica de lo que realmente eres y quieres, pero solo con el tiempo...

Con el tiempo me he dado cuenta de que soy un tipo raro, y no por raro quiera decir "cool", si existiera alguna relación entre ambas palabras; sino que tengo muy extrañas y poco habituales manías, algunas veces hasta molestas que no logró controlar, venían conmigo y en la factura de compra no se especificaron estas "extras". Por ejemplo, tengo un "ritual" que cumplir al pie de letra para poder quedarme dormido. Mucha gente que conozco, se acuesta, cierra los ojos y se duerme, Jorge Blanco no. Él tiene da una vuelta,dar otra, acomodarse y cincuenta desperdiciados minutos más tarde, con la mitad de la cara tapada, ni más ni menos, llega Morfeo, ¿Dónde se ha visto?. Otra de mis "rarezas" es que todo, y absolutamente todo lo relaciono con música. Amigos, gente, lugares, paseos que he hecho, todos tienen una canción, disco o grupo que hace que no los olvide, aunque pase mucho tiempo. Hasta algunas cosas que hago tienen una canción que podría "ilustrar" la situación, por ejemplo, esto de estarme "volando hachazos", mi mente lo relacionó con "¡Corre!, Dijo la Tortuga" de Sabina, y como habrás notado, no tienen mucha relación, así de extraño funciona esto.

Y como variados los recuerdos, variado mi gusto musical. Van desde Vivaldi, Tchaikovsky, Mozart, pasando por Gardel, por los boleros viejitos, por la trova, y siguiendo con rock en español y en inglés, el llamado "alternativo" y hasta "indie", prácticamente de todo, con esto no estoy diciendo que tenga el gusto muy refinado, simplemente me gusta la música. Y a mi gusto musical se van sumando nuevos componente en la medida que vaya teniendo nuevas experiencias que incluyan música. Como cuando escuche por primera vez Pearl Jam, o Wonderwall de Oasis, o un disco de Pedro Guerra, todas acompañadas de experiencias cotidianas, normales, que hicieron que expandiera un poco más mis gustos. Esto me hace recordar cuando hubo un tiempo en que me empezó a gustar canciones de Chayanne, porque este era el cantante favorito de la muchacha que me gustaba; si, ahora lo veo como ridículo y me rió de eso, en el momento... Mmm, creo que igual me daba vergüenza, llegue a convencerme de que me gustaba y lo adherí a mi "gusto musical" por un tiempo con tal de tener algo de que hablar con la chica, y si, no hay forma de escribirlo de que no suene estúpido, supongo que no soy el único, que todos hicieron algo así alguna vez, ¿no?. (Esperen, Tchaikovsky, Mozart y Chayanne en un mismo párrafo, estimado lector, pido las disculpas del caso, esperando su comprensión y que los dos primeros no se estén revolcando en su tumba)

Con esto llegamos a una tercera cosa: Recuerdo perfectamente cuando fue y porque fue que me empezaron a gustar las cosas triviales que me gustan. Por ejemplo, se que tenía cinco años cuando me empezó a gustar ver las estrellas, es una tontería, lo sé, pero el día y el momento lo recuerdo como si fuera hoy: Eran las cuatro de la mañana, en ese tiempo vivíamos en una casa cerca de donde mi abuelo tenía su tienda de verduras por lo que me levantaron temprano para "ayudarlo" con las compras de diciembre, todavía dormido, me puse los zapatos que usaba para el kinder y salí corriendo de la casa, alcé mi vista y en el cielo estaban todavía las estrellas. No sé porque hasta ese día les presté atención, lo único que sé es que aún hoy hay noches que alzo la vista al cielo, buscándolas.

Otra cosa trivial que me gusta es el fútbol, ha estado ahí desde siempre, por eso no preciso el momento exacto en que me empezó a gustar, pero recuerdo muchísimas cosas que ayudaron a desarrollar ese gusto. Todo empezó por mi padre, recuerdo la primera vez que me llevó a un estadio; la primera vez que lloré por un marcador adverso, la primera vez que lo jugué, fue con mi papá y mi mamá en el pasadizo de mi casa; la primera vez que vi un partido de España, la copa del rey para ser exactos, tenía tal vez cinco años, en ese tiempo el Barcelona de Cruyff, el "Dream Team", hacía estragos por España y Europa, razón por lo que desde esa edad le di mi adición, a pesar el "Madridismo" marcado de mi padre. Y los recuerdos que vienen con el fútbol son muchos, largas charlas, discusiones tontas, remontadas épicas, derrotas vergonzosas. Esto hace que me guste estar al tanto de resultados de las ligas en donde están compatriotas o los equipos que me gustan.

Ayer, echando un vistazo en titulares deportivos, uno de ellos llamó poderosamente mi atención: "Morir fiel al estilo". La nota era sobre el empate a tres entre el Athletic de Bilbao y el Espayol de Barcelona. En ella salía parte de la entrevista realizada al técnico Marcelo Bielsa explicando a los medios el por qué no defendió el gol de ventaja en los últimos minutos, si no que en lugar de eso fue por el cuarto tanto y el empate cayó por una jugada fortuita justo antes de que el partido terminará. Nunca renunció a su juego de ataque, " No es nuevo que si usted juega noblemente no obtiene un triunfo que mereció" Explicó Bielsa.

He de confesar que, así de tonto como suena, me puse ha pensar en las muchas veces que a lo largo de este complicado tiempo que me tocó vivir, habré "echado para atrás" a defender un "status", una posición delante de los demás, negando quien soy y a quién me salvó, asediado por las circunstancias, por mis temores, "recibiendo goles" de mis errores pasados, si, de esos que Dios ya venció, resbalando una y otra vez en mis fracasos y restregándomelos en la cara. ¿No fue Él quien hizo todas las cosas nuevas, incluso las estrellas que admiró?, ¿No fue Él quien prometió que todo iba a estar bien porque todo lo que tiene planeado es paz?, ¿No es Él, el mismo que cuando yo me levantó me espera con nuevas misericordias sin importar mis "faltas" y estrategias chuecas? Entonces, ¿Por qué me preocupó?, ¿Y por qué no mejor morir fiel a mi estilo? Ese que me gusta, el alegre, el de remontadas épicas, el de no tirar la toalla, el de amar esto, ¿Acaso Él no prometió estar conmigo siempre y que nada me iba a apartar de su amor? Que vaya a perder algunas veces, es posible, pero ¿No es mejor perder, como dirían los brasileños, con un "jogo bonito", disfrutando, bailando? Como decía Facundo Cabral: "En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo". Mañana abriré mis ojos y los goles de visitante que me encajaron seguirán ahí, mis jugadores seguirán expulsados, pero empezaré con Él, de nuevo, y el resto no importa.

**Amable lector, si usted se llegó hasta aquí, sin aburrirse lo felicitó. Una vez leí de una amiga que no hay mejor terapia que escribir, creo que eso me pasa muy frecuentemente y eso pasó aquí, empecé a escribir y no pude no terminar, en fin, Gracias por no irse!

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