lunes, 19 de abril de 2010

Conversación de Napoleón estando preso...

... con el Conde Molofón

Estando preso en el peñón de Santa Elena dirigió al Conde Molofón una pregunta incisiva, terminante…

-Mi querido Conde, ¿Puede usted decirme quien es a su juicio Jesucristo?-

El conde rehusó contestar, por lo que el reflexivo conquistador le dijo con desusada mesura:

-Si usted calla, trataré de decirme a mi mismo, quien fue Jesucristo, o quizás mejor quien es, pues tratándose de El no es dado usar el pretérito.

¿Quien es Jesucristo? Alejandro el grande, Carlo Magno y hasta yo mismo hemos fundado grandes imperios sobre la verdad de la fuerza, ha pensado usted que este extraño maestro llamado Jesús, construyó su imperio sobre el absurdo del amor, es que la diferencia estriba en que yo y quienes me precedieron en este edificar reinos que es la historia, fueron aunque geniales solo hombres, pero el galileo fue algo más, mucho más que hombre, de otra manera no podría racionalmente explicarme, la enormidad de sus pretensiones, al exigir de los hombres nada menos que su corazón, y lo exige incondicionalmente, integralmente, definitivamente y lo curioso, lo extravagante de todo esto, mi callado conde, es que quien se lo ofrece lo hace voluntariamente, sin la coacción de la espada, ni la insinuación velada de la bayoneta y al hacerlo se siente prisionero, esclavo de un amor reverente que se inclina en Su presencia.

¿Ha conocido usted mi querido conde, ha conocido algún hombre que logre que sus iguales se sometan por propia iniciativa a la esclavitud de serle fiel hasta el martirio? Este Jesús, este Jesús no era hombre, no pudo serlo, el tiempo, el gran destructor, el amo frente al cual caducan los grandes, se hacen arena los imperios, el espectro silencioso que le quita brillo a las glorias y esfuma en su gris insondable el color de los pabellones que un día ondearon victoriosos sobre las llanuras del mundo, el tiempo ha sido impotente para extinguir esta llama sagrada que El, un carpintero con poesía de estrellas, con sus palabras encendió en el alma de los pueblos, para mi no hay dudas Conde, Cristo es Dios, o para decirlo con todo el contenido de misterio y piedad que encierra mi convicción, me atrevo a afirmar que Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo.


No hay comentarios: